20 feb 2013

Gimena Accardi, en la cuerda floja



20.02.2013 | Por Adriana Schettini
Una chica bipolar. Una chica que mantiene una relación de amor-odio con su hermana. Una chica que tras de haber formado pareja con un hombre y creer que ése era el certificado de la felicidad, comienza a sentir inclinaciones homosexuales, intenta negarlas, no lo consigue, y coquetea con la mujer que la atrae, pero sin atreverse a dar el paso definitivo hacia la satisfacción de ese deseo aún incomprensible para ella. Ésa es Brenda Garay, el personaje que tan bien compone Gimena Accardi en “Sos mi hombre” (El Trece).

El sólo hecho de que la tira de Pol-ka le haya deparado el papel de una mujer condenada a vivir en la montaña rusa de la bipolaridad ya ponía a Accardi en riesgo. Esos roles que les exigen a los actores pasar de la cumbre de la manía al abismo de la depresión suelen ser una trampa feroz: alcanza con dar un paso de más para caer en la sobreactuación. Y la sobreactuación es el camino más seguro hacia la caricatura, ese manojo de subrayados innecesarios destinados a quitarle el alma al personaje mejor escrito, y transformarlo en un muñeco articulado. De todo eso preservó Gimena Accardi a su Brenda. Incluso cuando el guión de Leandro Calderone llevó a Brenda a protagonizar un ataque piromaníaco o a estar a punto de ceder a la extorsión del malvado Diego (Ludovico Di Santo) y provocarle un aborto a su hermana Camila (Celeste Cid), Accardi supo mantener el equilibrio en la cuerda floja, y salió airosa.

Componer a una mujer homosexual no es, seguramente, una dificultad mayor para ninguna actriz. Pero a Gimena Accardi se le está exigiendo más: interpretar la transición de la heterosexualidad a la homosexualidad. Ahí, la cosa se complica, porque entre el antes y el después hay un abanico de grises a transitar: la duda, la pelea interna entre lo que ella fue y ese deseo inesperado que la empuja hacia una playa donde jamás había pensado desembarcar. Todos esos matices le está dando Accardi al personaje. Y anoche, el asunto se le complicó, porque la entrenadora con la que hasta ahora había tenido acercamientos físicos y emocionales en secreto, le propuso ir juntas a una fiesta, mostrarse ante el mundo sin caretas ni pudores, dejar de dar vueltas alrededor de la indecisión. Y, ¿saben qué? En mi modesta opinión, Gimena Accardi volvió a estar a la altura de la exigencia actoral que le presenta la trama. El suyo es un buen ejemplo de lo que puede el talento: Accardi no es la protagonista de “Sos mi hombre” y, sin embargo, atrae la atención del público, gracias a una composición impecable. Bravo por ella.   

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