13 mar 2013

Gimena Accardi: ¿el ombligo del mundo?

3.03.2013 | Por Adriana Schettini

Ella avanza, avanza y avanza. A los golpes, a tientas, pero avanza. No va hacia ningún sitio en particular. Sólo avanza para huir de sí misma, por miedo a lastimarse. La experiencia le dice que si frena, puede caer en el abismo. De la carrera desenfrenada al pozo más profundo, sin punto medio: ése es el riesgo para ella. Su técnica es acelerar, con la mirada fija en su ombligo. El narcisismo le ahorra la molestia de tener que ver o escuchar al prójimo. Ésa es Brenda, la chica frívola, desconsiderada e inmensamente frágil con la que Gimena Accardi se luce en “Sos mi hombre”, la tira de Pol-ka que emite El Trece.
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Anoche, Accardi interpretó una serie de escenas que más allá de la ficción, podían leerse como apuntes certeros de la cultura dominante del “todo bien”. Brenda no termina de decidirse entre la heterosexualidad que ejerció desde jovencita y la tentación homosexual que comenzó a sentir poco tiempo atrás, antes de separarse de su marido. Tuvo escarceos amorosos con su entrenadora, pero no se animó a “salir del closet”, como le gusta decir, y armó una fantochada de noviazgo con El Carri (Esteban Lamothe), un hombre al que supo despreciar por “grasa”, pero al que terminó acostumbrándose. Ayer, él se fue a la Patagonia, para no volver. En el momento de la separación, Brenda se comportó como esa gente que organiza fiestas para celebrar sus divorcios: aquí no ha pasado nada; prohibido hablar de frustración o derrota; está todo bien; hay que seguir corriendo, sin respiro. Fiel al lugar común de que “crisis es oportunidad”, un instante después de haberse despedido de El Carri, Brenda decidió que era el momento ideal para recuperar a su ex novia.

Pasó por alto un asunto esencial: la chica ya le había advertido que estaba en pareja con otra. Brenda avanzó, con la actitud de “listo, volví, ahora decidí que te voy a presentar a mi familia, vamos a ser felices…”. En tres palabras: está todo bien. Primero se negó a escuchar las razones de su ex, que ya no quiere saber nada con ella. Luego, dominó la bronca como mejor pudo. Le saltaron lágrimas de impotencia, pero no quiso reconocer el fracaso; ni siquiera ante su hermana, Camila (Celeste Cid). “No me pasa nada. Estoy perfecta. Estoy bien”, fue la respuesta de Brenda ante la preocupación de Camila. Está todo bien, como te ven te tratan, hay que mostrarse ganador: mandatos de estos tiempos. Y hubo una postal más de la cultura que propone satisfacer las propias necesidades a costa de quién sea. A las dos de la mañana, Brenda llamó a su psicóloga. Harta de las demandas desmedidas de su paciente, la terapeuta quiso saber si ella o alguna otra persona estaban en una urgencia. No, Brenda sólo quería conversar sobre qué hacer con sus inclinaciones homosexuales. Ante el pedido de que volviera a llamar en el horario de trabajo, Brenda se despachó con un exabrupto de niña rica: “Te pago la consulta telefónica”. Ansiedad desmedida, imposibilidad de respetar las necesidades ajenas, el dinero como argumento inapelable: males de estos tiempos.

Una actriz, Brenda Accardi, y un autor, Leandro Calderone, confabulados para contar un cuento que reflejó el lado menos luminoso de la vida moderna.

http://www.clarin.com/espectaculos/tv-y-radio/Gimena-Accardi-ombligo-mundo_0_881911923.html

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